“NAVEGANDO HACIA JERUSALEN CON JESÚS”
Vamos a recorrer con Jesús el itinerario que él mismo recorrió hacia Jerusalén utilizando sus propias palabras y testimonio, sus encuentros con la gente, su vida en realidad. Para ello nos vamos a servir de textos del propio Evangelio que nos ayuden a ello y otros materiales.
Cada semana nos desplazaremos por uno de los lugares por donde pasó Jesús y descubriremos a la gente, nos descubriremos a nosotros mismos y lo que Él quiere regalarnos.
¡Te invitamos a un viaje especial!
Un crucero de 40 días con cantidad de aventuras. El viaje incluye travesía por el desierto, subida a una montaña, una semana en Jerusalén, una cena y una fiesta grandiosa.
¡EMBARQUE INMEDIATO!
Te invitamos a redactar regularmente tu diario de viaje. Anota en las páginas de tu diario todo lo que captes:
⁃ con los ojos,
⁃ con los oídos,
⁃ con el corazón.
1. Nazaret
Jesús comienza su ministerio en Nazaret – Lc. 4,14-22
Llamada a los discípulos – Mc. 1, 16-20 // Lc 5, 1-11
Elección de los doce: Mc. 3, 13-19 // Lc. 6, 12-16
Canción: “Os envío” // “Ven y sígueme”, Alejandro F. Barrajón
SEGUIDORES
Cuando Jesús se entera de que el Bautista ha sido encarcelado, abandona su aldea de Nazaret y marcha a la ribera del lago de Galilea para comenzar su misión. Su primera intervención no tiene nada de espectacular. No realiza un prodigio. Sencillamente, llama a unos pescadores que responden inmediatamente a su voz: «Seguidme».
Así comienza el movimiento de seguidores de Jesús. Aquí está el germen humilde de lo que un día será su Iglesia. Aquí se nos manifiesta por vez primera la relación que ha de mantenerse siempre viva entre Jesús y quienes creen en él. El cristianismo es, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.
Esto significa que la fe cristiana no es sólo adhesión doctrinal, sino conducta y vida marcada por nuestra vinculación a Jesús. Creer en Jesucristo es vivir su estilo de vida, animados por su Espíritu, colaborando en su proyecto del reino de Dios y cargando con su cruz para compartir su resurrección.
Nuestra tentación es siempre querer ser cristianos sin seguir a Jesús, reduciendo nuestra fe a una afirmación dogmática o a un culto a Jesús como Señor e Hijo de Dios. Sin embargo, el criterio para verificar si creemos en Jesús como Hijo encarnado de Dios es comprobar si le seguimos sólo a él.
La adhesión a Jesús no consiste sólo en admirarlo como hombre ni en adorarlo como Dios. Quien lo admira o lo adora, quedándose personalmente fuera, sin descubrir en él la exigencia a seguirle de cerca, no vive la fe cristiana de manera integral. Sólo el que sigue a Jesús se coloca en la verdadera perspectiva para entender y vivir la experiencia cristiana de forma auténtica.
En el cristianismo actual vivimos una situación paradójica. A la Iglesia no sólo pertenecen los que siguen o intentan seguir a Jesús, sino, además, los que no se preocupan en absoluto de caminar tras sus pasos. Basta estar bautizado y no romper la comunión con la institución, para pertenecer oficialmente a la Iglesia de Jesús, aunque jamás se haya propuesto seguirle.
Lo primero que hemos de escuchar de Jesús en esta Iglesia es su llamada a seguirle sin reservas, liberándonos de ataduras, cobardías y desviaciones que nos impiden caminar tras él. Estos tiempos de crisis pueden ser la mejor oportunidad para corregir el cristianismo y mover a la Iglesia en dirección hacia Jesús.
Hemos de aprender a vivir en nuestras comunidades y grupos cristianos de manera dinámica, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos y colaborando con él en humanizar la vida. Disfrutaremos de nuestra fe de manera nueva.
José Antonio Pagola